El primer kilómetro ya tenemos unas cuantas emboscadas de agua,
alambradas y zona de fuego que hay que sortear. Luego nos desvían hacia la
montaña ascendiendo por un sendero y pista, para seguir adentrándonos en
la montaña, aquí sin obstáculos, hasta llegar a mitad de recorridoa
un pequeño ríachuelo y una pared de piedra que hay que trepar. Tenemos dos
opciones, una la más sencilla, por una escalera, y la otra la más
aspartana, a través de una cuerda, todo con humedad y agua.
Seguimos corriendo entre senderos y ya llegamos a una zona de juncos con mucha agua y barro. No llevamos cuenta de los kilómetros, pero si estamos seguros que deben ser los dos o tres últimos, aquí están concentrados los restantes obstáculos.
Empiezan los metros y metros de alambrada, arrastrándonos. Es muy divertido y cansado todo lo que nos viene encima. Atravesar otro río que nos llega por la cintura, salir al barro, y ya dentro del circuito, piscinas de agua barrosa, hinchables con altura en la que la única forma de atravesarlos es saltando encima con todo el cuerpo y que alguna te tienda la mano y pasarlos. Tablones, neumáticos, muros, piscinas de bolas,un poco de todo, en la que acabamos como croquetas. La última prueba era opcional, ya que no deja de impresionar, hay que subir una bala de paja en un trailer a una altura bestial, y hay que tirarse por un tobogán a un agujero con agua embarrada cayendo con mucha velocidad. Algunos llevaban gafas de piscina y con razón, porque al caer no ves nada y los ojos se llenan de arenilla.
Ha sido una experiencia divertida, compartiendo esfuerzo y sonrisas en equipo.